Lo primero que vas a necesitar es un televisor con resolución 4K en la pantalla, ya que por mucho que te llegue la señal en esta resolución, si tienes un televisor que sólo admite FullHD de 1080p, la imagen que mostrará será en esa calidad y no en 4K. Por lo tanto, mira en los ajustes del televisor o recuerda si cuando lo compraste tenía 4K.
Además de esto, el televisor también debe ser compatible con HDR para disfrutar al máximo de la emisión de RTVE, que enviará la imagen con esta tecnología. No es estrictamente necesario, pero mejorará la imagen. Aquí, casi todas las televisiones con 4K soportan HDR, por lo que no debería ser un gran problema.
Lo más complejo de todo es que tu televisor tenga un sintonizador DVB-T2, que es el estándar que supone la evolución del DVB-T actual que usa la TDT.
En el caso de no tener el estándar DVB-T2 en tu televisor, también puedes optar por el estándar DVB-I, un modelo híbrido TDT-IPTV. Es una mezcla de la TDT con la televisión IPTV a través de Internet, por lo que necesitarás que tu tele tenga conexión a Internet para poder usarlo. La emisión llega a la antena o a través de Internet, y el receptor con el DVB-I se encargará en mostrártelo con la máxima calidad posible.